Amarás a Dios como al rock’n roll
Nota publicada en http://www.perfil.com/ 01/10/2011 mas vigente que nunca!
Una banda cristiana de rock-folk y otra judía que toca metal hablan de su fe. Fotos.Galería de imágenes.
Por Gisela Nicosia / Gustavo Ajzenman

Atzmus, banda que tiene dos integrantes de una comunidad judía ortodoxa. Tienen un pasado de «pecadores». | Cedoc

«Dios está presente en las pequeñas cosas», aseguran los integrantes de Filocolía, una banda de rock-folk católico. | Cedoc
Comparten tareas concretas en instituciones eclesiales. “Hacemos la música desde lo que manda el corazón, no por la vanidad o el mercado. Tampoco por demanda de la religión. Dios siempre dice presente en las pequeñas cosas, él es la verdadera ganancia.”
Otro grupo es Los Querubines, formado por Jezabel, Lisa y Jonatan Narváez, tres hermanos misioneros que supieron conjugar canto, creencias y el pedido de su madre. “Ella necesitaba grabar unas canciones para dar catequesis en la iglesia de nuestro pueblo. Como Dios es amor y me parece que el amor se puede manifestar muy bien a través de la música, casi naturalmente fue surgiendo”, aseguró Jonatan.
SerTres es otra agrupación, que nació en 2003 conformada por el padre Luciano Iramain, Juan Ignacio Gonella y Victoria Miguens. Buscan ofrecer canciones inspiradas en experiencias surgidas de momentos fuertes y años de trabajo comunitario con una mirada de fe y espiritualidad.
Tienen cuatro producciones de estudio, entre ellas un CD y DVD en vivo en un concierto que brindaron en Italia. “Buscamos transmitir situaciones vividas con Dios, de una manera sencilla, pero muy fuerte. Tratando de poner en práctica algo de lo que Jesús propone en el Evangelio, que te rompe la cabeza, porque es muy desafiante y muy transformador en muchos sentidos”, dijo Luciano.
Metal prometido. El objetivo de la banda Atzmus también es transmitir un mensaje espiritual a partir de la música. El nombre, de origen hebreo, significa “esencia”, y su estilo fusiona el rock más pesado con melodías orientales y letras místicas. Tanto el guitarrista, Emanuel Cohenca, como el cantante, Eliezer Barletta, pertenecen a la comunidad judía ortodoxa Jabad Lubavitch. El bajista, Javier Portillo, y el baterista, Josué Arrúa, son evangelistas. “Creemos que la música es la más espiritual de las artes y nos da la oportunidad de sembrar algo en las miles de personas que nos pueden escuchar, tengan la creencia que tuvieran”, considera Cohenca.
De por sí, la composición de la banda representa un cambio de paradigma. “Lo que aparentemente era motivo de división en realidad no lo es. Entonces, no vemos las cosas que nos dividen, sino las que nos unen: creemos en un solo Dios y la única doctrina es el amor por el prójimo”, explica Barletta. El público que va a verlos es heterogéneo: judíos ortodoxos, gente del rock y hasta familias con hijos. El primer recital fue en una sinagoga de la comunidad, convocados por el rabino Shlomo Levy, y el próximo, el 27 de octubre, en The Roxy Live.
La razón del metal como vía de expresión fue casual: habían participado en bandas de rock y el género formaba parte su esencia. No siempre fueron tan creyentes como hoy. “Estuve muchísimo tiempo en la búsqueda, pasé de todo hasta encontrar lo que me faltaba en la religión”, relata Cohenca. Aunque ahora tiene cinco hijos y una vida espiritual, Barletta, de 40 años, recuerda: “En mi juventud probé con mujeres, alcohol, dinero; nada me llenó”. “Lo importante del ser humano no es lo que cree sino lo que hace. Nuestro trabajo es romper con los prejuicios de lo raro y lo ajeno”, consideró Barletta. “Te reirías de lo que escuchamos, desde Limp Bizkit, hasta Spinetta, Fito Páez e incluso los Beatles”, concluye Cohenca.