El Trastorno Obsesivo Compulsivo, es un tipo de trastorno relacionado con la ansiedad. Surge porque la persona ha asociado situaciones específicas con sus temores, de manera que de forma automática, cuando entra en contacto con una de esas situaciones, aparece la obsesión.
Aunque también puede suceder que las situaciones disparadoras no sean situaciones físicas observables, sino que pueden ser pensamientos o sensaciones corporales. Cuando se trata de pensamientos, estos mismos pueden ser el elemento disparador, es decir, cuanto más queremos dejar de pensar en algo, más pensamos en eso.
En personas que sufren este tipo de trastorno la reacción emocional que se produce es de ansiedad, que se va a evaluar como peligrosa a pesar de que no lo es, por lo que en nuestro organismo se van a generar una serie de reacciones físicas desagradables. Seguidamente a la reacción de ansiedad, que puede provocar síntomas tales como sensación de ahogo, presión en el pecho, temblores, dolor abdominal, …; se produce un ritual(compulsión) para “aliviar” esa tensión.
Una compulsión es una conducta o una secuencia de conductas que se hacen en un orden preciso con el objetivo de ponerse a salvo del temor inducido por la obsesión y pasar el mal trago lo más rápidamente posible (Sevillá y Pastor,2004).
El mantenimiento de las conductas que provocan este trastorno se produce porque se consigue un alivio temporal de la ansiedad tras la realización de los rituales, aunque está comprobado que a largo plazo es perjudicial.
Este tipo de trastorno difiere en función de los tipos de rituales (compulsiones) que cada persona realiza. Existe diferentes tipos:
◾Los que se lavan o limpian. Las obsesiones se centran en la contaminación, suciedad o temas similares. Puede existir miedo a contagiarse de una enfermedad o bien darse en forma de pensamientos. Se ponen en marcha toda una serie de conductas ritualistas como lavarse las manos X veces, desinfectarlas con ciertos productos, etc. Como resultado de estas conductas pueden aparecer problemas dermatológicos. No es extraño que estas personas pidan a sus familiares que realicen conductas semejantes de “desintoxicación”.
◾Los que comprueban: este tipo de conductas se centran en comprobaciones para que no suceda una catástrofe: comprobar que la bombona del gas esté cerrada, el calefactor apagado, etc. Por el miedo a que les roben también pueden comprobar que las puertas y ventanas estén cerradas
◾Los que ordenan: estas personas consideran imprescindible que todo esté ordenado o arreglado en su sitio. Normalmente suelen buscar la simetría.
◾Los que repiten: las obsesiones se centran en que va a suceder una catástrofe, normalmente que la gente querida tenga un accidente o sufra una enfermedad.
◾Los que acumulan: las obsesiones se relacionan con el temor a tirar algo importante que en el futuro puedan necesitar. Las compulsiones consisten en acumular, almacenar y guardar objetos que normalmente no tiene sentido conservar.
◾Los que se aseguran de no hacer daño: las obsesiones se refieren a hacer daño a ciertas personas o a uno mismo, sobretodo a personas desvalidas, niños o ancianos. Pueden aparecer de forma imperativa (“golpéalo”) o en forma de pregunta (“¿Y si lo tirara por la ventana?”). Este tipo de pensamientos provoca un malestar muy intenso, además de una gran culpabilidad. Dentro de este tipo de obsesiones se encuentra la de agredir sexualmente a una persona, ante lo cual la persona actúa no teniendo contacto con ella. Dentro de esta categoría también se puede incluir el impulso de suicidarse.
El tratamiento más eficaz para este tipo de trastorno es farmacológico combinado con intervención psicológica.
La eficacia del tratamiento depende en gran medida de un diagnóstico precoz. Normalmente suele ocurrir, que por miedo a lo que los demás puedan pensar, no se busca ayuda y progresivamente se aumenta el malestar y empeoran los síntomas, produciéndose una interferencia mayor en la vida del sujeto, afectando más áreas.
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Fuente: Reazziona