Belgrado y la industria del tráfico humano 

Desde que a los migrantes les cerraron el paso hacia la UE en los Balcanes, 7.000 de ellos están varados en Serbia. Allí prospera la industria de quienes les ofrecen llevarlos a Europa Occidental a un precio muy alto.

Un viejo depósito convertido en albergue para un millar de refugiados.

«Info-Park” es el nombre informal de un local en Belgrado donde los migrantes varados en la capital serbia reciben comida caliente. Ese fue uno de los puntos donde el equipo de reporteros de DW obtuvo información sobre una industria que prospera intermitentemente en los Balcanes y hoy florece a sus anchas: la del tráfico de personas. A unos cien metros de distancia, en el parque ubicado frente a la estación central de trenes, se reúnen los que en América Central serían llamados ‘coyotes’, los hombres que ofrecen llevar a los migrantes a la Unión Europea a cambio de lo más valioso que estos lleven encima.

Si sus posesiones no son muchas, se les promete transporte hasta las fronteras de Serbia con Croacia y Hungría, y tijeras para cortar la cerca de alambre que pretende impedirles el paso hacia Europa Occidental; el precio de ese servicio: 200 o 300 euros. No es de extrañar que los traficantes se concentren cerca de la estación de ferrocarril; detrás de ella está un viejo depósito convertido en albergue donde más de un millar de personas sueña con entrar a la UE y busca la manera de lograrlo. Ese depósito se ha transformado en el emblema de la miseria vivida en el Viejo Continente por los refugiados del Cercano Oriente.

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Los traficantes, delincuentes a sus anchas

Consultados al respecto, los migrantes con más experiencia apuntan hacia los mandamases de un negocio ilegal que, sin embargo, tiene lugar a plena luz del día. El ministro serbio del Interior, Nebojsa Stefanovic, niega que eso sea verdad y enfatiza que se ha detenido a más de dos mil sospechosos de tráfico humano en los últimos dos o tres años. «Las estadísticas muestran que Serbia tiene el mejor récord en esta materia», dice, indiferente al hecho de que detener no es enjuiciar ni enjuiciar es condenar. La mayoría de los ‘coyotes’ sale en libertad rápidamente; de hecho, la mayoría de los arrestados son colaboradores locales de los peces gordos.

«Aquí se apresa únicamente a los conductores de camiones, a los ayudantes, que en realidad son piezas pequeñas reemplazables en el engranaje», lamenta Gordan Paunovic, coordinador del «Info-Park», que atrae a cientos de refugiados en busca de ayuda, gente que en muchos casos ya ha sido embaucada o chantajeada por los traficantes en cuestión. Paunovic agrega que esta mafia «es tolerada porque, a su manera, contribuyen a que los migrantes salgan de Serbia». Las cifras manejadas por la Policía local y por ACNUR le dan verosimilitud a su argumento: desde hace meses se ha mantenido estable la cantidad de refugiados varados en Serbia.

Cooperación criminal

Si doscientos migrantes llegan a su territorio cada día desde Bulgaria, ¿cómo se explica que el número total de ellos oscile constantemente entre 7.000 y 8.000? Esto apunta a que, pese a las dificultades, muchos de ellos consiguen continuar su camino hacia la UE. Aparte de suerte, necesitan obtener dinero para el viaje y encontrar a un traficante con buenos contactos. Algunos ofrecen un recorrido directo hasta Austria por 2.000 euros. La regla de oro es: mientras más difícil sea la ruta y más interés muestre el potencial cliente, mayor será el monto cobrado por el ‘coyote’. Paunovic cuenta que ahora hay migrantes sirviendo de traficantes.

«Estos principiantes actúan al margen de las grandes redes establecidas. En la capital afgana ya casi no queda nadie capaz de pagar 10.000 euros por un viaje ‘todo incluido’ hasta Fráncfort. De ahí que ahora haya jóvenes mezclándose entre los refugiados en busca de clientes; lo que tienen a su favor es que son más baratos», sostiene Paunovic. Jelena Hrnjak, de Atina –una organización no gubernamental que asesora a víctimas del tráfico humano– sabe bien de lo que son capaces los más desesperados; ella comenta que algunos han vendido órganos o pagado de antemano con favores sexuales o aceptado grabar escenas pornográficas.

«Los refugiados no tienen protección; muchas veces no tienen ni documentos. Ellos son presa constante del temor a ser arrestados u obligados a registrarse en Serbia, lo cual les impediría seguir el viaje anhelado a países europeos más prósperos. La ilegalidad y el miedo empeora su situación», asegura Hrnjak. Eso explica parcialmente por qué los traficantes de personas son tan efectivos y pueden llevar a cabo sus negocios sin que nadie los estorbe, a pesar de que, para los refugiados, el paso hacia la UE desde los Balcanes fue cerrado hace tiempo. Para Hrnjak, esta industria no es posible sin que exista cooperación criminal en uno o varios eslabones de la jerarquía estatal serbia.

«Nada es más rentable que el negocio con las vidas de las personas que pagan por adelantado. Estos son tiempos dorados para los traficantes en los Balcanes», dice Hrnjak.

Autor: Nemanja Rujevic

Origen: Belgrado y la industria del tráfico humano | Europa | DW.COM | 30.01.2017

Un pensamiento en “Belgrado y la industria del tráfico humano 

  1. Realmente, todas las señales mundiales (socialmente hablando) indican que el desequilibrio y el caos están tomando cuenta del globo, más rápido de lo que se podría imaginar.
    En pleno siglo XXI, la escena de la estación de trenes de Belgrado que ilustra esta reportaje y su larga fila de emigrantes hacia la UE se asemeja muchísimo a las escenas similares de la II Guerra Mundial y la fuga del nazismo.
    Sinceramente, no consigo detectar «una luz al final de este túnel»…

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