Cuca Casado-Espejo de víctima 

 

Es paradójico que en una sociedad tan narcisista y exhibicionista como la nuestra, al final parezca preferible causar lástima antes que admiración.

Mi intención en esta ocasión es ponerles en alerta de una epidemia en la que estamos cada vez más inmersos: el victimismo. Hoy en día, todo el mundo es víctima de algo o de alguien y quien no se declara así pasa a ser sospechoso de ser victimario. Hasta tal punto que ser víctima de una ofensa es ya algo positivo y que confiere un estatus de superioridad moral. Atribuirse ese papel se está convirtiendo en un salvoconducto que permite carta blanca a quien lo ostenta.

Se ha ido transformando en toda una cultura en la que las personas son alentadas a responder incluso a la más mínima ofensa no intencional. Como si se tratase de una cultura del honor, en la que al cuestionar el rol y poniendo en duda su reputación como víctima, la persona responde con violencia a cualquier actitud que sea interpretada como menosprecio o falta de respeto a su estatus victimista. Claro, esto ocurre porque vivimos en un mundo en el que se trata a todos como personas traumatizadas. No hay distinción alguna entre los sucesos moralmente significativos y los que no lo son. Cualquier evento se tilda de traumático: el fracaso de una relación, la pérdida de un ser querido, etc. Es evidente que son sucesos dolorosos, pero duelos naturales.

En esta cultura, los victimistas se liberan de cualquier responsabilidad en sus acciones y culpabilizan al resto de lo que les ocurre. Seguramente habréis leído o escuchado en alguna ocasión el “es que soy una víctima de…”, “la culpa es de…”, “por ser hombre…” o similares. Cuando la persona asume ese rol, sistemáticamente deforma la realidad y además hace nula autocrítica. Siendo su objetivo encontrar culpables que asuman sus responsabilidades.

De la víctima al victimista

La víctima ha existido siempre. Donde hay un delito, crimen o muestra de violencia hay una víctima. Sin embargo, ha sido invisible durante mucho tiempo, pues todo el empeño social y judicial se centraba en el victimario, el criminal. La sociedad y sus diferentes organismos de control social se centraban en ajustar cuentas penales con el victimario, olvidando ajustar cuentas sociales y solidarias con las víctimas. El hecho de que el sufrimiento de la víctima dejase de pertenecer al ámbito privado, para obtener una dimensión colectiva, supuso toda una transformación social importante. Así, en los años 40 del pasado siglo aparece la victimología como ciencia multidisciplinar, encargada de estudiar, explorar y comparar todos aquellos aspectos que rodean a la víctima y a todo tipo de víctimas. Entre sus acciones se encuentra el abordar cómo es la reacción social frente a las víctimas, pues eso contribuye a modular la vivencia de la victimización (la tendencia a considerarse víctima o a hacerse pasar por tal) y las posibilidades de la desvictimización (la recuperación global de la víctima).

Sigue…

Origen:  Disidentia

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