Era alrededor de las 5 a.m. cuando el barco mercante MSC Gayane atracó en el puerto de Filadelfia el 17 de junio de 2019.
En lugar de continuar con su destino previsto: los Países Bajos, fue abordado por agentes federales, quienes pasaron días usando rayos X, perros detectores de narcóticos y telescopios de fibra óptica para inspeccionar los miles de contenedores a bordo. En siete de ellos, hallaron casi 20 toneladas de cocaína.
Fue uno de los decomisos más grandes de la historia estadounidense. Pero la historía del MSC Gayane dice mucho más sobre el destino del barco: Europa, que sobre los Estados Unidos en sí. Es una muestra de cómo el tráfico por medio de contenedores ha alcanzado tales niveles que los traficantes se sienten confiados para enviar hacia el Viejo Continente cargamentos de cocaína de varias toneladas, por valor de cientos de millones de dólares y que evidencia la continua evolución criminal en lo que es hoy la principal forma de tráfico hacia Europa.
La versión oficial del decomiso del MSC Gayane es que los traficantes emplearon un método que las autoridades llaman “drop off” o carga en mar abierto. Los expedientes judiciales muestran que dos de los seis tripulantes arrestados confesaron haber aceptado 50.000 euros para transportar a bordo ladrillos de cocaína de 14 barcos más pequeños que, en medio de la noche, se acercaron al carguero desde la costa peruana.
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Origen: Insightcrime.org