La estrella del fútbol Lionel Messi quería llevar la copa del mundo al pueblo argentino y lo logró. Pero en realidad, le llevó mucho más que eso, ya que lo honró con un ejemplo de humildad, resiliencia y buenos valores como el compañerismo y el trabajo duro.
Después de la sufrida final con Francia, Messi pidió varias veces por sus hijos y su esposa, Antonella, a la que conoció en su Rosario natal en plena infancia. Este pedido del jugador -ídolo de multitudes- reivindicó nuevamente a la institución “familia”, tan vapuleada últimamente por las tendencias modernas y progresistas.
Pero uno de sus ejemplos más destacados, es que en un mundo donde los valores morales se deterioran día a día -en parte por la falta de fé en lo divino- Messi atribuye su don a Dios…
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